Alta expectativa, eso es lo que me generaba una película "basada en hecho reales" sobre una sofocante aventura nacida en la trama de una de las ramas de la espeleología, el espeleobuceo. La expectativa fue fundada en el hecho de que James Cameron era el productor de la película, por lo que sólo restaba un guión bien trabajado y el dinero haría lo siguiente: una excelente película con tomas magistrales (además en 3d!). Bueno, no puedo decir que me defraudo.
Entonces, ¿qué falló?
Para mí fallaron tres cosas que hubieran dejado a esta filmación en un podio justo y no en el baúl del recuerdo como quedará: los actores, el guión y el recalcitrante "gag" de lo obvio.
Salvo Richard Roxburgh (Frank), los demás destacan por su acartonado papel.
El guión pudo haber sido un poco más trabajado, muy atado con alambres, con el típico avance y desenlace norteamericano.
No era necesario ser Sherlock Holmes, ni siquiera el Inspector Gadget para iluminarse y saber 60 minutos antes de que la película finalice qué personajes, y qué objetos iban a ser relevantes, ¿es importante este hecho? En una película donde los personajes son pocos y la trama va por lo obvio, desgraciadamente es lo más relevante (siempre, a mi entender).
Lo bueno y por lo que sí vale la pena ir al cine, es sencillamente la puesta en escena, los ambientes son salidos de novelas lovecranianas, y si a eso se le suma una actividad tan hermosa como el buceo les puedo asentir a los que aún dudan, vale la pena.
Puntuación: 6,2
